Wednesday, August 15, 2007

EL CABALLO DE ODÍN

EL CABALLO DE ODÍN

Virginia Seguí Collar

Cuenta una leyenda escandinava que la tierra se formó cuando Odín, Vili y Vé cogieron el cuerpo de Ymir y lo arrojaron al centro del abismo abierto haciendo con él la tierra, y creando con su sangre los mares, ríos y lagos; su carne fue la tierra, formándose con sus huesos las escarpadas montañas, creándose una nueva raza conocida como la de los Enanos de las Colinas. Del cráneo de Ymir fluyó tanta sangre que en ella se ahogaron los gigantes, sólo uno de ellos se salvó, Bergelmir, que consiguió encaramarse con su mujer a un molino conservando la vida y de él desciende la estirpe de los Gigantes Helados.

Después, con el cráneo de Ymir formaron el cielo colocándolo encima de la tierra, con un enano en cada una de sus cuatro esquinas sosteniéndolo, después tomaron las cenizas del Mulpellheim y las pusieron en el centro del abismo abierto, consiguiendo así iluminar el firmamento, situaron las estrellas, fijaron los lugares y trazaron las veredas, y cuentan las tradiciones que de este trabajo resultaron las noches y los días y el cómputo de los años.

Una vez hecho esto construyeron sus moradas. Cuando tuvieron construido el Midgard y acabado el Walhalla quisieron protegerlos de los ataques de sus enemigos y fue entonces cuando apareció un misterioso maestro albañil que prometió construirles en tres estaciones, una fortaleza inexpugnable, sólida y empinada, en la que estarían a salvo de los Enanos de las Colinas y de los Gigantes Helados; cuando le preguntaron por su salario el albañil tuvo la osadía de pedirles la mano de Freya y si quedaban contentos podrían añadir el sol y la luna como propina.

Los dioses se reunieron y discutieron la cuestión conjuntamente y pactaron que el albañil cobraría lo que pedía, únicamente, si construía él solo la fortaleza y los bastiones en un solo invierno, y si el primer día de verano la última piedra no estaba puesta no le pagarían. El albañil escuchó la decisión de los dioses y estuvo de acuerdo siempre que pudiera contar con la ayuda de su caballo Svadilfari, a lo que los dioses no se opusieron.

Cuando comenzó el invierno el albañil inició las obras de la fortaleza, el primer día marcó los cimientos de las murallas y durante la noche, ayudado por su corcel, subió las rocas para la construcción del muro. Los dioses observaban asombrados las grandes rocas que el animal era capaz de transportar, entonces se dieron cuenta del error que habían cometido al permitir que ayudada a su amo en la construcción, pues su trabajo suplía el de varios hombres de los mas aguerridos. Pero el pacto había sido hecho con testigos y no podían volverse atrás. El invierno fue transcurriendo y la construcción avanzando, el baluarte fue creciendo y finalmente pudo verse altivo y recio, resistente al asalto; y cuando faltaban pocos días para que finalizara el invierno la fortaleza estaba terminada, sólo a falta de la recia puerta.

Los dioses no sabían cómo iban a salir del atolladero en el que se habían metido pues Freya nunca estaría dispuesta a pertenecer al albañil, no pudiendo prescindir tampoco del sol y de la luna. Todos convinieron que como aquella decisión fue tomada por consejo del dios del fuego, Loki, era éste el que debería inventar el modo de eludir el pago acordado con el albañil.

Loki, efectivamente, ideó un sistema que resultó infalible, consiguiendo con él que el garañón Svadilfari siguiera ayudando a su dueño impidiendo que éste cumpliera su parte del trato. El sistema que ideó estaba destinado a tener éxito, ya que el dios empleó la siguiente estratagema: en una de las ocasiones en que el caballo bajaba por su acostumbrada carga de piedras hizo salir de entre los árboles cercanos una hermosa y atractiva yegua que inmediatamente captó su atención haciéndole romper sus trabas y correr detrás de ella a través del bosque. Los intentos del albañil por capturarlos fueron en vano y la obra quedó parada como deseaban los dioses. La furia del albañil fue colosal, al darse cuenta de que no conseguiría terminar el trabajo a tiempo, dejando al descubierto su verdadera identidad de gigante y permitiendo que los dioses pidieran ayuda a Thor y que éste con un solo golpe de su martillo aplastante pulverizara su cráneo enviándole a Niflheim.

Cuenta también esta leyenda que Loki tuvo tratos con Svadikfari y que tiempo después alumbraba un potrillo gris que tenía ocho patas, el mejor de los caballos de cuantos poseen los dioses y que con el tiempo se convirtió en el caballo de Odín.

Virginia Seguí Collar

1 Comments:

At 1:17 PM, Blogger Alena. Collar said...

Me gustan las leyendas, y leer aquí una leyenda como ésta pues me ha gustado aún más.
Gracias a quien la ha escrito, y a quien la ha puesto en la pagina.
Este tipo de leyendas son las que hacen que podamos seguir imaginando cuentos y narraciones...y creyendo en la magia.
http://alenacollar.wordpress.com/

 

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